En la Italia medieval, vivía un niño llamado Leonardo Fibonacci, que soñaba de día y de noche con los números. Él era un soñador y la gente no lo comprendía. Cuando Leonardo creció y viajó por el mundo, descubrió que existían otras maneras de escribir los números y estudió todo lo que pudo sobre ellos. Fibonacci vio que muchas cosas en la naturaleza, desde el número de pétalos en una flor a la espiral de una concha, parecen seguir un patrón determinado. El niño del que todos se burlaban por pensar obsesivamente en los números había descubierto lo que llegó a ser conocido como la Secuencia de Fibonacci y fue uno de los mayores matemáticos de la Historia Podéis llamarme Soñador, si queréis. Todo el mundo lo hace. | ||
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En mi nuevo hogar, observé que los mercaderes árabes no usaban las cifras romanas, sino que empleaban números que procedían de los hindúes, la gente de la India. En mi país, escribíamos: XVIII. Aquí los mercaderes lo escribían así: 18. ¿Ves que es mucho más fácil? Deseaba tanto aprender aquellos números extraños... | ||
26 sept 2011
"Fibonacci el soñador de números" de Joseph D'Agnese, ilustrado por John O´Brien
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