El hombre que se comió un Autobus - Poemas con Olor a Nafta. Alfredo Mario Ferreiro. La Cruz del Sur, Montevideo 1927.
TREN EN MARCHA
Toto-tocoto
tran tran.
Toco-tocoto
tran-tran.
Recatracata,paf-paf.
Chucuchucuchu
Chas-chas,
chucuchucuchu
chas-chas.
Tacatracata.chuchu
tracatracata,chuschu.
Chucuchucuchu
chas-chas,
racatracata,paf-paf.
Buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
Chuiquichiquichiquichi
chiquichiquichiquichi
chiquichiquichiquichi
chiquichiquichiquichi.
Acerca de Alfredo Mario Ferreiro y El hombre que se comió un autobús
Este libro no es un libro de felicidad, sino de alegría. Yo creo interesarme mucho en la felicidad y muchísimo menos en la alegría, ya que soy poseedor frecuente de esta última y no de la primera. Esta mínima salvedad personal no es para desentenderme de los aciertos que hay en El hombre que se comió un autobús; es una confesión de distancia.
Alfredo Mario Ferreiro es el único futurista que he conocido. No es, como el orador itálico Marinetti, un declamador de las máquinas ni un dominado por su envión o su rapidez; es un hombre que se alegra de que haya máquinas. También de que haya viento y potros y vidas. Es decir, la realidad le da gusto. Copio alguna de las acertadas que hay en sus versos:
¡Qué idea de reposo daría un rascacielo
acostado en el suelo!
Potros
Pedacitos de escudo nacional
Bellaqueando como una bandera
y éstas, de una agradabilísima composición sobre Buenos Aires, que registra lo que
puede ver, humanamente, un recién venido:
Lavalle, Libertad, calles del ¿qui me cointas?
calles donde Lajandros te despoja del saco
y te ofrece unas guitas por el par de botines…
Una ciudad abombada por el ruido continuo,
con unos hombres grises y un cielo entrecolor;
con unas chimeneas hartas de tanto humo,
unos taxis cansados de las calles tan largas
y unos “chorros” de estirpe, gloria de la Nación.
acostado en el suelo!
Potros
Pedacitos de escudo nacional
Bellaqueando como una bandera
y éstas, de una agradabilísima composición sobre Buenos Aires, que registra lo que
puede ver, humanamente, un recién venido:
Lavalle, Libertad, calles del ¿qui me cointas?
calles donde Lajandros te despoja del saco
y te ofrece unas guitas por el par de botines…
Una ciudad abombada por el ruido continuo,
con unos hombres grises y un cielo entrecolor;
con unas chimeneas hartas de tanto humo,
unos taxis cansados de las calles tan largas
y unos “chorros” de estirpe, gloria de la Nación.
Jorge Luis Borges. Textos recobrados. Emecé Editores, Buenos Aires, 1997.
Biografía y bibliografía de Alfredo Mario Ferreiro
El ultraísmo en Latinoamérica: artículo de Clemente Padín en Escáner cultural
lol
ResponderEliminarmuy bueno!
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